CCCU llama a unir esfuerzos y luchar para evitar la exclusión de los jóvenes del sistema educativo
Cada año el regreso a clases tras las vacaciones de medio período, se convierte en un momento crítico en el que cientos de estudiantes de los diferentes niveles educativos, y de distintos lugares del país, optan por abandonar las aulas. Ante ello, la Comisión Costarricense de Cooperación con la UNESCO hace un llamado a padres de familia, educadores y autoridades para trabajar en forma conjunta y combatir esta situación.
Rocío Solís, presidenta de la Comisión Costarricense de Cooperación con la UNESCO, afirmó que los motivos de abandono de las aulas en escuelas y colegios son diversos, entre otros, mal desempeño, problemas familiares, escasez de recursos económicos o incluso algunos que no valoran la importancia en la formación académica.
Datos comparativos del Ministerio de Educación dan cuenta que, en undécimo, último año de educación colegial, la exclusión estudiantil pasó del 2,5% en 2016 (1.302 alumnos) a 2,8% (1.542) en 2017.
La situación resulta lamentable, no solamente por la pérdida de oportunidades de esos muchachos, sino porque sin formación académica la obtención de trabajos de calidad y bien remunerados se torna más difícil.
Otro factor también relevante, es la inversión y esfuerzo del Estado Costarricense, por capacitar al menos con educación básica a sus niños y jóvenes. El costo de mantener a los estudiantes en el sistema educativo público es bastante alto, al año, por cada niño que asiste a preescolar, se debe invertir un millón doscientos mil colones.
Por cada uno de los estudiantes escolares, se invierte un millón quinientos mil colones, y por los colegiales se pagan unos dos millones de colones, al año, según datos suministrados por el MEP.
Rocío Solís, recordó que esta es una situación donde deben involucrarse todos los sectores de la sociedad. Enfatizó que está en los padres de familia, la enorme responsabilidad de guiar y aconsejar a sus hijos, para que se esfuercen por no dejar las aulas, decisión que sin duda alguna les podrá pesar en el futuro. Además en los centros educativos, deben crear alternativas con las que se pueda contar para lograr reducir al máximo la exclusión y crear respuestas a las múltiples necesidades afectivas, económicas, psicológicas y sociales de los niños y jóvenes.